Lily tiene solo 18 años y quiere follar de verdad Ayúdame con las falsificaciones

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Se quitó el pijama hasta quedar completamente desnudo y se metió en la ducha. Aaron no se atrevió a dudar. Georgia gimió apoyada en la pared de la ducha, parpadeando. Al ver lo decepcionado que estaba, farfulló para explicarse. Cuando llegó a su garganta, tragó saliva ligeramente, dejando que la cabeza se deslizara más allá de su úvula. Le temblaban las rodillas cuando se giró para mirarlo. Estaba mucho más resbaladizo de lo que esperaba. No tenía ni idea de si era virgen. Cuando por fin lo vio, vio a Aaron todavía en el balcón. Sonrió al darse cuenta de que definitivamente no iba a regañarla. Se llevó las manos al cuello y comenzó a masajearle la garganta desde afuera. Solo cuando la perdió de vista, regresó a su apartamento y se dejó caer en la cama. Había estado despierto hasta tarde en su trabajo de camarero, el trabajo mejor pagado que podía conseguir y que no interfería con sus clases universitarias. Cuando por fin enfocó la mirada, lo miró con humildad.

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