Follando con una chica guapa – Llenando su vagina de leche. Al contrario, estaba bastante seguro de que en cualquier momento se me escaparía el líquido preseminal. "¿Quieres que te cuide la espalda?"
Sabía que podía decir que no. "¿Quieres que te cuide las espaldas?"
Sabía que podía decir que no. El equipo era un crisol de dioses esculpidos, cada uno parecía salido de una escultura renacentista. Oí a uno de los chicos de la fila de abajo gritar: "¡Oye, guarda algo de romance para la luna de miel!".
Estalló la risa, y quise fundirme con las baldosas. "¿Quieres que te cuide las espaldas?"
Sabía que podía decir que no. Abrí los ojos de golpe; quizá fue un accidente, pensé. Los demás seguían riéndose de quién le debía un refresco a quién o algo así, pero yo estaba allí, aturdido, intentando no derrumbarme bajo el peso de lo que acababa de sentir... y lo que significaba. Porque me gustaba. Pero en el fondo, sabía que me había pasado de la raya. Me apoyé en la fría pared de azulejos, intentando recuperar el aliento y comprender lo que acababa de pasar.