La embriagaba el poder que ejercía sobre la joven. Sin embargo, mientras hablaba, Meredith sintió que su mirada se dirigía al sexo expuesto de Heather; una parte perversa de ella ansiaba otro vistazo a sus suaves pliegues rosados. – Por último, el capitán Brock, un imponente hombre de 1,95 m con una polla gruesa y rosada de 26 cm, con un piercing Prince Albert que brillaba amenazadoramente. La piel de Heather estaba cálida al tacto cuando presionó los dedos de Meredith contra ella. Sus dedos se enredaron en ese sedoso cabello. Sé que esto es abrumador, pero lo estás haciendo muy bien. Los fornidos jugadores de fútbol americano agarraron bruscamente las muñecas y los tobillos de Meredith, arrastrándola sin parar. Sin embargo, ella seguía acariciando su clítoris con los dedos, manteniendo viva la pasión del momento. Meredith se inclinó. Los fluidos de Heather goteaban en un chorro constante sobre el sofá bajo ella. El contraste de su montículo lampiño contra su piel de porcelana solo sirve para enfatizar su juventud y vulnerabilidad en este escenario degradante. "¡Haré cualquier iniciación que quieras, pero por favor, no me obligues a hacer esto con ellos!", dijo Meredith. El aire entre ellas crepitaba de tensión. El fuerte agarre de Heather en su cabello y la cruda orden resonando en sus oídos hicieron que el corazón de Meredith latiera salvajemente.
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